Testigo y mártir
El árbol es guardián de la
memoria, es mártir y es testigo.
Árbol testigo: de su carne
fibrosa sale el papel para dejar constancia en documentos, libros y archivos.
El árbol también guarda
otras memorias, cantos y trinos, de los seres alados que entre sus hojas hallan
cobijo.
Otras plantas e insectos,
también mamíferos, trepan por su tronco y entre sus ramas se sienten protegidos,
como el Barón Rampante que narró Ítalo Calvino.
El árbol es nido de ideas
y pensamientos, inspiración de músicos y de poetas.
El árbol es materia de
objetos y de esculturas, madera en muebles y estanterías donde se alberga junto
a sí mismo.
El árbol mártir que nos
calienta, sufre en la hoguera una metamorfosis de su energía; después del fuego
deja cenizas que vuelven a ser tierra para alimento de sus raíces.
El árbol es eje de la
tierra que surca el aire y llega hasta el cielo. La savia nutre el ascenso y el
árbol bebe las nubes, respira el viento.
Árbol: ramas y tronco,
copa y raíces; puntal de hojas, flores y frutos.
Árbol: sombra de siestas y
de reuniones, de amores tiernos y soledades.
Xabier F. Coronado
Exposición “El árbol guardián
de la memoria”
Pintura, grabados, escultura, libros antiguos y objetos de madera
Al
lado de las aguas está, como leyenda,
en
su jardín murado y silencioso,
el
árbol bello dos veces centenario,
las
poderosas ramas extendidas,
cerco
de tanta hierba, entrelazando hojas,
dosel
donde una sombra edénica subsiste.
Luis Cernuda
La idea de hacer un homenaje a los árboles surge al
pensar en la importancia que tienen estos antiguos habitantes del planeta para
nuestra existencia. Cuando el hombre primitivo dominó el fuego, fue gracias a
la intervención de los árboles que lo captaron del cielo y se lo entregaron
prendido en sus ramas; desde entonces, la relación hombre/árbol va unida a la
historia de la humanidad. El
árbol está presente de manera constante en nuestras vidas, es un compañero de
viaje. Desde la cuna nos acoge y luego nos rodea en forma de sillas, mesas,
anaqueles, puertas y ventanas. El cuerpo de la cama que en su seno cada noche
nos recibe, tiene brazos de madera como ramas extendidas para brindarnos el
descanso necesario. En el momento definitivo, cuando llega la muerte, un
féretro de cálida madera es nuestra última morada.
La exposición “El Árbol Guardián de la Memoria” está
organizada por Xabier F. Coronado y presenta óleos de Humberto Carrasco y José
Agrós; grabados de Jan Hendrix y Leticia Feduchi; pinturas de Miguel Ángel
Morales, esculturas en madera y textos de Xabier F. Coronado, libros antiguos,
amates y una colección de objetos de madera.
Se inauguró el pasado jueves a las 13 horas en la
Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada, en República de El Salvador 49 y permanecerá
abierta de lunes a viernes de 9 a 17:30 horas hasta el 12 de julio.
Entrada
libre.
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