Publicado en La Jornada Semanal, 21 de abril de 2019
Rafael Sánchez Ferlosio: adiós al último clásico
Xabier F. Coronado
El patriotismo es
el delirium tremens de los que se emborrachan con ese infecto aguardiente de
alcohol de quemar que es la «conciencia histórica»
Rafael Sánchez Ferlosio, “14 pecios”
Murió Rafael Sánchez Ferlosio, el último clásico de la
literatura española. Nos dejó a los 91 años, después de impugnar la vida por encontrar
y expresar ideas que eludieran el sumidero intelectual que se fue formando a finales
de siglo y comienzos de milenio. Un clásico de vanguardia, tan crítico como lúcido,
tan profundo como austero.
A Rafael Sánchez Ferlosio le tocó nacer en
Roma, su padre era diplomático español y uno de los fundadores de la Falange, organización
política que dentro de la península ibérica se erigió en pilar de la ideología
fascista que envolvió Europa durante dos décadas de violencia y muerte. Rafael
creció en un medio hostil al genoma de ente libre con pensamiento crítico que tenía
por naturaleza. En 1951, a los veintitrés años, escribió Industrias y andanzas de Alfanhuí, novela inclasificable de visos
surrealistas que deslumbró el grisáceo entorno literario de la posguerra
española. Cuatro años después le llegaría la fama y el reconocimiento literario
al ganar el premio Planeta con El Jarama,
texto representativo de narrativa social, una novela imprescindible de la
literatura de aquella época.
Quienes nos criamos en el periodo llamado
‘tardofranquismo’ —cuando la dictadura cumplía ‘veinticinco años de paz’ y lo
celebraba con un referéndum manoseado y vindicativo—; si al llegar a la prepa
teníamos la suerte de contar con un profesor de literatura no del todo alineado
con el régimen, disfrutábamos la oportunidad de leer, dentro del temario de
literatura española contemporánea, una serie de libros que por diferentes
motivos habían sorteado el aparato de censura y represión franquista, un
engranaje represor que funcionaba de oficio ante toda manifestación de
inteligencia y libre creatividad. Cuando se daban esas circunstancias podíamos
acceder con relativa facilidad a obras de Miguel Delibes, Camilo José Cela,
Rafael Sánchez Ferlosio y Buero Vallejo. En algunos Papeles de sons armadans leíamos otros autores como Max Aub, Blas
de Otero o Jaime Gil de Biedma.
Sánchez Ferlosio hizo una fisura
intelectual en el muro ideológico y manipulador que el régimen había levantado alrededor
nuestro; por ella entró aire nuevo en las opresivas atmósferas educativas sustentadas
por los principios del ‘Espíritu Nacional’. Después, muerto el tirano y
abiertas las puertas del bunker patrio a otras atmosferas planetarias, Rafael
Sánchez Ferlosio siguió dando que hablar con pecios y ensayos literarios que al
leerlos nos hacen pensar que las cosas pueden ser enfocadas desde perspectivas
diferentes para demostrar que la mayoría de las veces los sucesos, presentes o históricos,
no son lo que aparentan ser, en lo profundo se diluyen.
Tuvieron que pasar más de treinta años
hasta ver publicada otra novela de Sánchez Ferlosio, El testimonio de Yarfoz (1986) y tres volúmenes de ensayos: Mientras no cambien los dioses, nada ha
cambiado, Campo de Marte; La homilía del ratón; fechados en ese
mismo año. En ellos nos reencontramos con un escritor maduro en pensamiento y estilo,
de esclarecedora retórica gramaticalmente impecable. Son interesantes los libros
de relatos que aparecieron a lo largo de su vida, entre ellos El geco, cuentos y fragmentos (2005)
Las opiniones de Sánchez Ferlosio están
expresadas con lucidez y desafío, sus reflexiones huyen de lo políticamente
correcto, de los lugares comunes, manejando con maestría una prosa de alta
densidad lingüística. Su obra crítica es abundante: ensayos, opiniones y
artículos periodísticos en los que acuña y transmite ideas captadas en apuntes
breves que él mismo llamó ‘pecios’, especie de largo aforismo razonado que se
convirtió en su recurso literario preferido: “La normalidad es un refugio
ficticio de la mentalidad burguesa”; “ya no se producen solamente los
productos, sino también, al mismo tiempo, los consumidores”; “la libertad no
existe somos sólo un cruce de muchas influencias”; “la patria me carga, es el
más venenoso de los conceptos”. Una selección de pecios y fragmentos de Sánchez
Ferlosio fueron reunidos en el volumen Campo
de retamas (2015).
Como homenaje póstumo podemos invitar al
maestro ausente al debate suscitado en nuestro país con relación a la conquista
de América —un hecho histórico sobre el que Sánchez Ferlosio reflexionó en
numerosos textos— y transcribir unos párrafos extraídos de sus ensayos y artículos
que pueden poner algo de sutil claridad en este controvertido asunto:
«… ‘España negra’ fue, por ejemplo, la del Golfo de Urabá, la
de Castilla del Oro, con sus Pedrarias Dávila, sus Núñez de Balboa, Pizarro,
Juan de Ayora, Gaspar de Morales, Hernando de Soto y otra mucha alimaña de la
misma mortífera camada.» “¿Tú de qué lado estás?” (El País 7/12/1996)
«…una fórmula de injuria que pertenece a una de las más
nobles y acrisoladas tradiciones castellanas: ‘perro judío’, ‘perro moro’ y
hasta ‘perro yndio’, ladrido dedicado, en este último caso, a unas gentes que
ellos mismos se complacían en aperrear, o sea en hacer destrozar literalmente
entre las fauces de sus alanos y lebreles.» “Txakurras” (El País, 1/7/1998)
«Don Antonio de Mendoza, primer virrey de
Nueva España, que después de su victoria en la Guerra de Mixtón mandó matar sur le champ a una parte de los indios
capturados, ya sea aperreándolos, ya traspasándolos por grupos colocados en
hilera con una bala de cañón. Él mismo alegaría después en su descargo que “el
aperrear algunos yndios de los más culpados y ponellos a tiro convino hazerse
para escarmiento y más temor de los yndios [...pues] la muerte en la horca
ellos mismos se la daban de su propia voluntad”» “A propósito de Fujimori” (El País, 10/5/1997)
«No cabe duda de que, acostumbrados como
estamos a unas instituciones de justicia que, contra la clamorosa evidencia
estadística del condicionamiento sociológico de las conductas delictivas,
inculpan y condenan como si el libre albedrío no fuese uno de los recursos más
escasos entre los humanos; acostumbrados, digo, a este infantil reparto de
papeles, bueno y malo, comprendo que a muchos pueda resultar tan arduo como
turbador cualquier punto de vista que disminuya en algún grado la
responsabilidad de los autores de tan tremendos e incontables crímenes como los
que constituyen la trama dominante en la conquista y colonización de América,
pero en esto consiste justamente el mayor espanto de la historia universal.» “Esas
Yndias equivocadas y malditas” (El País
3/7/1988)
Enlace con el texto en La Jornada Semanal:
http://semanal.jornada.com.mx/2019/04/21/rafael-sanchez-ferlosio-adios-al-ultimo-clasico-5668.html
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