sábado, 9 de mayo de 2020



Publicado en La Jornada Domigo 3 de mayo del 2020


Carta personal de despedida para Luis Sepúlveda


Xabier F. Coronado






En esta misiva se recuerda y se rinde homenaje a la obra de un escritor chileno de nacimiento (1949) y asturiano por adopción hasta su muerte (2020); novelista, periodista y cineasta, activista político y trotamundos a causa del exilio por la persecución de Pinochet. Pero también es la misiva a un amigo entrañable por el poder de las palabras, capaces de “una literatura hermosa y sencilla”.





Estimado Luis:


Sabíamos que estabas enfermo en un hospital, en Oviedo. Desde entonces, cuando hablaba con mi gente de Asturias siempre preguntaba por ti, cómo seguías, qué se decía de la evolución de la enfermedad. Llevabas demasiados días enfermo y, al no tener noticias, pensaba que eso era bueno, pero esta mañana me enteré de tu muerte y me decido a escribirte de inmediato; te escribo para que al partir al viaje definitivo leas esta carta de despedida que nunca te enviaré.


Lo primero que quiero decirte es que a través de tus novelas, relatos, textos y fábulas nos abriste –y ahora hablo en plural porque sé que somos muchos los que te leemos– una puerta a la literatura de la belleza, de la ética cotidiana, de los valores básicos que nos dan la oportunidad de hacer de esta vida una aventura plena para caminar hacía el único fin posible: la libertad. Te presentaste a mí con esa inolvidable historia del viejo que leía novelas de amor –al terminar de leerla la compré y regalé por lo menos tres veces–, después de aquel primer encuentro seguí tu huella literaria a través de otros títulos fundamentales que tengo ahora aquí, encima de la mesa, y los voy a citar todos para que veas que fueron bastantes las obras que recolecté entre las que nos dejaste: El viejo que leía novelas de amor, Mundo del fin del mundo, Patagonia Express, La lámpara de Aladino, Komplot i (de tu antología irresponsable), Hot line, Desencuentros, Historias marginales, Cuentos apátridas (con varios autores), Los peores cuentos de los hermanos Grim (con Mario Delgado Aparaín), Diario de un killer sentimental y la Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar. Esta última obra, una penetrante y entretenida fábula –para jóvenes de ocho a ochenta y ocho años–, que explora vertientes insospechadas de convivencia, fue preludio de nuevos relatos que escribiste a partir de entonces sobre la visión de la vida de esos otros seres con los que compartimos este mundo y que no se pierden como nosotros detrás de brillos fatuos o quimeras.


Al leer estas obras tengo que confesarte que me hice cabalmente sepulvediano. Pero, por si fuera poco todo eso, hace algunos años me enteré de que vivías en mi tierra, lo leí en un artículo que publicaste en la prensa, que llevaba por título el nombre de aquella tierra donde yo había nacido y donde tú acabas de morir para encontrar la libertad: Asturias. En ese artículo explicas por qué te fuiste a vivir a Asturias después de estar unos años en Alemania. Pocas veces leí una exposición tan lúcida sobre la profunda esencia, de solidaria libertad, que se respira en nuestra tierra. Así que, aparte de todo lo dicho antes, nos habíamos hecho paisanos, estábamos coincidiendo en eso y en tantas otras cosas, como ser viajeros apátridas en busca de la magia de la realidad, ciudadanos del mundo en permanente exilio, militantes de la tierra, admiradores y defensores de los perdedores y de todo lo que se mueve al ritmo de la naturaleza.


Nunca tuve la dicha de poder abrazarte, de apretar tus manos, palmear tu espalda o revolverte el cabello con mis dedos, pero eso no significa que no te conozca, Luis; me hice amigo tuyo hace muchos años a través de las palabras que nos ibas dejando escritas en todos esos libros donde se aspira el aroma de tu esencia. Por eso te conozco y sé del camino recorrido, del trabajo diario y de tú búsqueda constante de la belleza a través de una literatura hermosa y sencilla. Gracias por todo lo que nos enseñaste, por el legado del que nos haces herederos y que siempre va a estar ahí, a disposición de los que, como tú, creemos que lo único que nos puede salvar es llegar a la libertad a través de la solidaridad y la coherencia.


Ayotla, México, 16 de abril de 2020.


Enlace con la publicación










No hay comentarios:

Publicar un comentario